SÉPTIMA SESIÓN: DESAFIANDO A MEDUSA

Perseo


No hay mayor desafío que construir tu propio mito, y eso fue en parte lo que hizo Perseo y lo que haremos la clase durante esta sesión. Prestad atención porque vamos a ayudar a Perseo a derrotar a Medusa.




 
Procedimiento:
 1)   ¿Dónde se encuentra este monumento a Perseo? ¿Quién lo construyó? ¿A qué estilo escultórico pertenece?

2)   Lectura colectiva del planteamiento de la historia (tal y como viene en el libro de referencia).


Cuando Zeus se encaprichaba de una doncella, nadie podía evitar que la conquistase. En cierta ocasión, quedó prendado de una hermosa muchacha llamada Dánae, y no dudó en llevar a cabo un extraño prodigio para gozar de su amor. Dánae era la hija del rey Acrisio de Argos, y vivía aislada del mundo encerrada en la torre de un palacio. Sucedía que a Acrisio le habían profetizado que su destino era morir a manos de un nieto suyo, así que, cuando Dánae llegó a la adolescencia, decidió encerrarla para que no pudiera casarse ni engendrar hijos. “Si no tengo nietos”, pensaba el rey, “me salvaré de la muerte”.

Zeus, sin embargo, logró entrar en la celda de Dánae sin que nadie se diera cuenta. Un día, la joven notó que por techo de la torre se filtraba una extraña lluvia de oro. Dánae estaba tumbada en la cama, y las gotas fueron cayendo sobre su pecho y su vientre. Ni siquiera se molestó en retirarse, pues era agradable sentir el roce fresco de la lluvia sobre el cuerpo. No podía saber que Zeus se había transformado en lluvia de oro para poder abrazarla.

Nueve meses después, Dánae dio a luz a un hijo. Acrisio no logró explicárselo, pues estaba seguro de que ningún hombre había entrado en la celda de su hija. Solo cuando el pequeño Perseo llegó al mundo, empezó a intuir lo que había ocurrido. Aquel niño estaba rodeado por una especie de resplandor, más propio de un dios que de un ser humano, así que Acrisio comprendió que su nacimiento tenía que ver con algún prodigio sobrenatural. “Este es el nieto que ha de acabar conmigo”, pensó con inquietud, y entonces decidió matar al pequeño Perseo para salvar su propia vida. Pero como no se atrevía a darle muerte por sí mismo, decidió embarcar al niño y a su madre en un cajón de madera que luego arrojó al mar. “Que los dioses decidan si debes sobrevivir o perecer”, pensó Acrisio.

Para Danae y Perseo, la primera noche en el mar fue terrorífica. Las olas eran tan fuertes que el cajón parecía a punto de naufragar, y el pequeño Perseo lloraba sin descanso, pues pensaba que el mar estaba lleno de monstruos sanguinarios que querían devorarlo. Lo único que lo aliviaba de su terror era un anillo de diamantes que Dánae llevaba puesto en un dedo, y que resplandecía en la oscuridad. Perseo creía que los diamantes eran como diminutos espejos que ahuyentaban a los monstruos. Fue la primera vez que los espejos le ayudaron a sobrevivir.

Durante cuarenta días y cuarenta noches, Perseo y su madre vagaron sobre el mar a merced de las olas. Por fin, una mañana, las corrientes  acercaron el cajón hasta la isla de Serifós, donde lo encontraron unos pescadores.


3)  Localización en el mapa de Argos y Serifós


4.)  Construye el desenlace de la historia con las siguientes pistas:

a)    El siguiente vídeo sobre el mito:


b)    La siguiente afirmación:

“La astucia puede ser mucho más valiosa que la fuerza”



E incorporando a la narración los siguientes nuevos elementos:








5.) Sitúa los nuevos dioses conocidos en el árbol genealógico del Olimpo

6.) Lee en casa la verdadera historia, compárala con la que tú has construido y reflexiona sobre ella y las aportaciones de su mensaje para la vida de hoy. Inserta tu opinión en el blog.






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